
Jean-Pierre Kuznitzky es un judío francés viviendo en el año 43 (Segunda Guerra Mundial). Jean-Pierre pertenece a la resistencia francesa que lucha contra la invasión nazista en la Europa occidental. Durante el primer intento de reinvasión de Europa por parte de los aliados (Británicos) perteneció a las fuerzas francesas que cubrieron el fuego alemán que perseguía en la huida a los británicos. En esa batalla murió su hermano mayor y capitán de un grupo de la resistencia que se movilizaba el norte francés, mientras comandaba a 19 soldados a contener un grupo de más de 60 soldados alemanes.
El odio que tiene contra los “arios” va mas allá del rencor por la invasión y destrucción que han dejado a su paso los alemanes, odia a las tropas nazis además de la muerte de su hermano, porque su padre, su madre y su hermana fueron capturados y llevados a algún campo de concentración.
La rudeza y crudeza de esta guerra han hecho de Jean-Pierre una persona muy seria, muy seca y muy agresiva. La tolerancia y entendimiento a los errores es nula, y la necesidad por no pensar y preocuparse únicamente por ganar la guerra y seguir vivo, es su única motivación.
Para Jean-Pierre, fumarse un cigarrillo es la única manera de pasar en los momentos de “descanso” la desilusión y desdicha que lleva realmente por dentro. El no saber si existe futuro para sus familiares desaparecidos, para Francia y para el, lo desespera. Mientras tanto, sigue esperando en el sótano de una casa intacta aun de los bombardeos alemanes, las ordenes para mover a su grupo de la resistencia que ahora se encuentra en Paris a cumplir y apoyar operaciones.
El odio que tiene contra los “arios” va mas allá del rencor por la invasión y destrucción que han dejado a su paso los alemanes, odia a las tropas nazis además de la muerte de su hermano, porque su padre, su madre y su hermana fueron capturados y llevados a algún campo de concentración.
La rudeza y crudeza de esta guerra han hecho de Jean-Pierre una persona muy seria, muy seca y muy agresiva. La tolerancia y entendimiento a los errores es nula, y la necesidad por no pensar y preocuparse únicamente por ganar la guerra y seguir vivo, es su única motivación.
Para Jean-Pierre, fumarse un cigarrillo es la única manera de pasar en los momentos de “descanso” la desilusión y desdicha que lleva realmente por dentro. El no saber si existe futuro para sus familiares desaparecidos, para Francia y para el, lo desespera. Mientras tanto, sigue esperando en el sótano de una casa intacta aun de los bombardeos alemanes, las ordenes para mover a su grupo de la resistencia que ahora se encuentra en Paris a cumplir y apoyar operaciones.
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